¿Para qué quiere Erdogan sus propios sistemas antimisiles?

Además de planear adquirir los sistemas antimisiles rusos S-400, Ankara firmó un acuerdo para la fabricación de un sistema de defensa antiaérea propio con la empresa europea Eurosam. Pero, ¿qué persigue Turquía con estos movimientos? Según declaró en una entrevista a la cadena rusa RT el director del Centro de Coyuntura Estratégica, Iván Konoválov, el país otomano pretende "diversificar lo máximo posible" sus compras armamentísticas para dejar de depender de las grandes empresas del sector. "Además, a diferencia de los sistemas rusos, los Aster SAMP/T, fabricados por Eurosam, pueden ser integrados en el sistema de la OTAN", explicó. Hasta el momento, las Fuerzas Armadas de Turquía no disponían de sus propios sistemas de defensa antimisiles comparables a los Patriot estadounidenses o a los S-400 y S-300 rusos. 

Los últimos complejos antiaéreos de EEUU fueron replegados del territorio de Turquía en 2015. Anteriormente, estaban desplegados en la frontera del país otomano con Siria. Sin embargo, estos sistemas antimisiles son demasiado obsoletos y Erdogan los podría adquirir solo para mostrar su lealtad a la Casa Blanca, tal y como hizo Polonia. A principios de la década de los 2000, Turquía llevó a cabo un proceso de licitación para adquirir sistemas de defensa antimisiles extranjeros. En 2013, la empresa china Cpmiec ganó la licitación, tras lo cual Turquía y China firmaron un contrato de suministro de los complejos ЗРК HQ-9. No obstante, estos sistemas no podían neutralizar misiles balísticos, lo que resultó ser una desventaja importante. Así, en 2015, Turquía rescindió el acuerdo, después de lo cual tomó la decisión de fabricar su propio sistema de defensa antiaérea avanzado para ampliar su mercado de armas. El experto militar turco Arda Mevlutoglu declaró en una entrevista concedida a Radio Svoboda que "Turquía quiere sentirse más segura en caso de que haya un nuevo embargo extranjero. El país necesita una industria militar capaz de compensar la escasez de importaciones". 

 El 3 de julio, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció los planes del país para la creación del primer portaviones de fabricación nacional, además de subrayar que "para 2023, Turquía debe alcanzar la independencia de las empresas extranjeras en el ámbito militar". Sin embargo, para ser capaz de fabricar sus propias armas, Ankara necesita obtener licencias de tecnologías extranjeras. "En teoría, es posible, pero en la práctica, es difícil de imaginar", indicó Iván Konoválov, en cuanto al posible uso de tecnologías militares rusas por parte de Turquía. Según Konoválov, los planes de Ankara son prácticamente imposibles de alcanzar para el sector militar turco. Así, en la primavera de 2017, los tanques turcos Altay AHT se quedaron sin motores, ya que Ankara solicitó a las empresas productoras de estos componentes —la austríaca AVL List GmbH y la japonesa Mitsubishi— la entrega de las tecnologías de producción de estos motores, a lo que las compañías se negaron. El experto informó de que cualquier país, incluso EEUU, adquiere los componentes y armamentos en el extranjero y que "la industria de defensa turca no será capaz de alcanzar un nivel tan alto para 2023". (Jesús.R.G.)


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