Este es el avión chino que las fuerzas armadas de Estados Unidos deberían temer.

EA-18G Growler

Los cazas de ataque electrónicos EA-18G Growler de la Armada de los Estados Unidos son uno de los pocos modelos de aviones militares dedicados a la tarea de interferir -y potencialmente destruir- radares hostiles que podrían dirigir letales misiles tierra-aire contra aeronaves amigas. Esta misión se conoce como Supresión de las Defensas Aéreas Enemigas (SEAD). Básicamente, si una fuerza aérea moderna quiere atacar a un adversario que tiene importantes defensas antiaéreas, necesitará un sistema SEAD efectivo para evitar pérdidas irreparables. El avión Growler se deriva del caza F/A-18 Super Hornet, y es más rápido, más maniobrable y más fuertemente armado que las anteriores plataformas de interferencia aérea basadas en aviones de transporte y ataque. Esto permite a los Growlers además, aportar potencia de fuego adicional para las misiones de combate, mantenerse en contacto permanente con los aviones que está escoltando, y potencialmente acercarse un poco más a las defensas aéreas hostiles. 

Los ingenieros de la aviación China nunca se han sentido tan orgullosos de copiar tan excelente idea del exterior, generalmente modificada siempre con “características chinas”. Tal vez en este caso no sea sorprendente que parezcan haber creado su propio Growler. El avión al que nos referimos, es una variante del avión de combate de doble asiento J-16 Red Eagle, una copia exacta china del Sukhoi Su-30MKK Flanker ruso. El Red Eagle copiado es más o menos comparable al F-15E estadounidense y mejora al original ruso con una nueva aviónica que incluye un radar Active Electronically Scanned Array (AESA), lo más destacado de la tecnología de radar basado en cazas. Mientras que China ha tenido grandes problemas para desarrollar motores a reacción fiables de alto rendimiento, sin embargo, tiene más éxito en la producción de electrónica avanzada. La variante Shenyang J-16D, hizo su primer vuelo el 18 de diciembre de 2015. Las fotos se hicieron públicas tres días después. Y en ellas, destacan tres novedades resaltables: Al J-16D le han eliminado su cañón de treinta milímetros y sensor de infrarrojos; en su lugar, hay varias antenas nuevas y sistemas de guerra electrónica a lo largo del fuselaje. 

El radomo delantero del J-16D ha sido remodelado, posiblemente para acomodar un radar AESA más avanzado. Lo más importante es que las nuevas vainas de interferencia electrónica están montadas en las puntas de las alas que se asemejan a las vainas de soporte electrónico ALQ-218 montadas en los EA-18G Growler. Se trata de sensores electromagnéticos que pueden analizar las frecuencias de los radares y ayudar a determinar la posición de los dispositivos transmisores de radares, datos que son muy útiles tanto para interferir los radares como para destruirlos. Eso es todo lo que se sabe con seguridad: la PLAAF, (Fuerza Aérea Popular de Liberación), después de todo, no suele dar información detallados sobre sus últimos aviones. Pasemos ahora al reino de la especulación plausible. Si el fuselaje del J-16D tiene un hardware integrado para hacer más efectivos los misiles anti-radar, probablemente esté diseñado para usar inhibidores y misiles anti-radar. Lo más probable es que lleve de dos a tres capsulas de interferencia debajo de las alas y el fuselaje, cada una optimizada en función de las diferentes frecuencias de radar. 

Avión chino Shenyang J-16D

Se cree que estos inhibidores también pueden usar tecnología AESA. Incluso con una carga máxima de equipo de guerra electrónica, el J-16D tendría seis de sus doce puntos de anclaje, libres para transportar armas. China tiene tres tipos diferentes de misiles anti-radiación (ARM, por sus siglas en inglés), que están diseñados para engancharse en los radares enemigos desde lejos. El misil CM-103 tiene un alcance de sesenta y dos millas y probablemente es lo suficientemente preciso como para alcanzar objetivos navales y terrestres con su ojiva de 176 libras. China también tiene una copia desarrollada localmente del misil ruso Kh-31P, conocido como YJ-91, que tiene un alcance ligeramente mayor y también tiene aplicaciones antibuque. Finalmente, hay un misil ARM LD-10 derivado del misil antiaéreo PL-12. Por supuesto, el J-16D podría llevar la mayoría de los otros armamentos que el caza básico Águila Roja puede llevar en sus puntos bajo el ala. China ya vuela otro cazabombardero con capacidades de guerra electrónica, el XIAN JH-7 Leopardo Volador diseñado en el país, actualmente cerca de 240 de estos aviones sirven en la Fuerza Aérea y la Fuerza Aérea Naval del EPL. 

Vainas de interferencia electrónica

Capaz de operaciones de largo alcance y una velocidad máxima de Mach 1,75, el Leopardo Volador puede transportar alrededor de 9.100 kilogramos de municiones, incluyendo misiles antirradar. Tanto el JH-7 básico como el actualizado JH-7A han sido fotografiados con módulos de interferencia, que cuentan con múltiples transmisores de perturbaciones. Sin embargo, el Leopardo Volador carece de equipo de guerra electrónica integrado en el fuselaje y, por lo tanto, es más limitado como plataforma de guerra electrónica que como avión diseñado específicamente para ello. China también mantiene una modesta flota de aviones más grandes y lentos que pueden proporcionar apoyo de interferencia a larga distancia. Estos incluyen un par de docenas de transportes Y-8GX e Y-9GX equipados con bloqueadores tácticos y otros equipos de guerra electrónica, y aviones de guerra electrónica HD-6 basados ​​en el bombardero H-6. Los nuevos drones Xianglong “Soaring Dragon” también pueden tener aplicación como interferentes tácticos. Si Pekín quisiera, probablemente podría desarrollar un equivalente basado en portaaviones al J-16D. Los cazas J-15 Flying Shark también comparten una herencia común en la familia de los aviones Flanker. 

Misil anti-radiación chino CM-102

¿Dónde podría China enfrentarse realmente a las defensas aéreas enemigas? Por supuesto, los aviones con los sistemas de supresión tendrían aplicación en un conflicto con Taiwán o, lo que es más improbable, con Japón. Sin embargo, el avión de guerra electrónica puede estar más orientado a contrarrestar los buques de guerra de superficie de la Armada de Estados Unidos que están repletos de misiles tierra-aire SM-2, SM-6 y Sea Sparrow para derribar tanto aviones hostiles como misiles anti-buque. Estos son especialmente potentes cuando su potencia de fuego y sus sensores están coordinados por el sistema de combate Aegis, que incluye buques de las armadas estadounidenses, japonesas, surcoreanas y (pronto) australianas. Pekín no está interesado en guerras extranjeras en este momento. Sin embargo, si busca alterar el equilibrio de poder militar en el Océano Pacífico. Aviones como el J-16D sugieren que el Ejército de Liberación Popular está interesado en desarrollar aviones especializados que ofrezcan a China una gama completa de capacidades de guerra aérea, como las del ejército estadounidense. (Jesús.R.G.)

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